Cuatro personas fueron detenidas en Orlando por presunto tráfico de personas tras se acusadas de permitir que una joven de 15 años bailara en un club de striptease, entre los detenidos está el operador del local.
El establecimiento, ubicado como Flash Dancers, fue sede de un tiroteo cuando una persona fue asesianda a tiros en la entrada del club en 2022 y el dueño del establecimiento, Willie Sierer, afirmó a medios locales que fue un incidente aislado. Sin embargo, los investigadores dijeron que encontraron evidencia de que es responsable del tráfico de personas que involucra a una menor en su club de striptease.
El dueño del club, el gerente general Johnathan Johnson, el asistente del gerente y ama de casa Kimberly Sinclair y el gerente Paul Delvalle enfrentan cargos por trata de personas para la actividad sexual comercial de la menor.
El informe de investigación tiene casi 300 páginas y algunos de los detalles son difíciles de leer. Según la Oficina Metropolitana de Investigaciones, que investigó el caso de trata de personas desde septiembre de 2019 hasta febrero de 2021, el club de entretenimiento permitió que la menor trabajara como bailarina “sin prueba de identificación, edad o licencia de artista requerida por el condado”.
La declaración jurada muestra que menos había estado empleada en el establecimiento desde 2019, a la edad de 15 años, hasta 2021, a la edad de 17 años, y el propietario y los gerentes “permitieron a sabiendas que ocurrieran actuaciones privadas, lascivia y actividad sexual específica”.
Según una declaración jurada, los investigadores se enteraron en febrero de 2021 que la víctima había mentido sobre su fecha de nacimiento, les dijo a todos que tenía 20 años y asumió el papel en el club de striptease sin la licencia adecuada porque su madre no tenía trabajo. Ella le dijo a los investigadores que también tenía trabajos haciendo uñas y cabello, además de actuar en otros clubes en el área, según muestra la declaración jurada.
La declaración jurada muestra que el gerente general estuvo presente durante actuaciones seleccionadas y tenía la «autoridad para dirigir o controlar de otro modo» el comportamiento de los bailarines. Los investigadores dijeron que las bailarinas en el club, incluida la víctima, realizaron actos sexuales y actuaciones explícitas para los clientes a cambio de propinas. El propietario también la hizo aparecer en varios anuncios de prostitución con su nombre artístico debajo.
La Oficina Metropolitana de Investigaciones afirmó que todos trabajaban como operadores y tenían la autoridad y la capacidad para dirigir y controlar a los trabajadores.
